Es la acción o inacción hecha para evitar sufrimientos a personas próximas a su muerte, acelerándola ya sea a sabiendas de la persona o sin su aprobación. Se puede considerar también como el hecho de morir sin experimentar dolor.
Definición Distanasia
Opinión
En cuanto a la Eutanasia no estoy de acuerdo que se acorte la vida de una persona con intervención médica o científica, de hecho de ningún tipo, y para lo contrario como lo es la Distanacia estoy de acuerdo en que se quiera extender la vida de una persona, con intervención medico científica, ya que eso es lo que se ha venido haciendo, desde que existe la medicina, como salvar la vida de un paciente, todo se vale para salvar la vida de una persona siempre y cuando se tengan en cuenta los valores morales y éticos de todos los involucrados . Opino que Dios es el único que puede dar o quitar vida a alguien, no podemos disponer de la vida de una persona, Dios decide cuando morimos. Con lo que si estoy de acuerdo es que si ya se sabe el diagnóstico final y que la persona sufre de una enfermedad terminal, puede aliviarse medicamente, interviniendo para que no sufra o no sienta dolor, mas no que se le quite la vida, de todas maneras hay que esperar y que sea la voluntad de Dios.
El panorama legal y jurídico de la eutanasia, esta práctica sigue considerándose ilegal en gran parte del mundo aunque algunos estados la han legalizado o despenalizado con algunas condiciones, casos entre los que se encuentra Colombia.
Gráfica de países donde es legal la Eutanasia
Opinión de la Iglesia Católica sobre la eutanasia.
La eutanasia es una consecuencia de una mentalidad materialista y utilitarista sobre la existencia humana. Existe una pérdida del sentido de la existencia humana debido a una crisis moral y religiosa.
El respeto de la vida humana presupone admitir la existencia de Dios, de un Dios amoroso autor de la vida. Nadie puede atentar contra la vida de un ser humano sin apoyarse al amor de Dios hacia él, sin violar un derecho fundamental y sin cometer un crimen.
La eutanasia es una grave ofensa a Dios, autor de la vida, en cuanto viola su ley. No es lícito matar a un paciente para no verle sufrir o no hacerle sufrir, aunque aquél lo pida. Ni el paciente, ni los médicos, ni los familiares tienen la facultad de decidir o provocar la muerte de una persona. No tiene derecho a la elección del lugar y del momento de la muerte, porque el hombre no tiene el poder absoluto sobre su persona y su vivir, con mayor razón, sobre su muerte.
Es necesario reafirmar que nadie ni nada puede autorizar la muerte de un ser humano, sea feto o embrión, niño o adulto, anciano, enfermo incurable o agonizante. Ninguna autoridad puede legítimamente imponerlo o permitirlo.
No se puede decir que una vida es mas o menos plena dependiendo del estado de la salud o si es útil o no. Toda vida merece ser vivida.
Etimológicamente, eutanasia, viene del griego y significa principalmente buena muerte, muerte apacible, sin sufrimiento. Según la tradición cristiana, a la buena muerte se llega cuando se prepara espiritualmente al encuentro con Dios. Sólo dentro de la perspectiva cristiana de la redención, el sufrimiento alcanza su valor pleno. El dolor puede ser un instrumento de salvación , cuando es vivido cristianamente e iluminado por la Palabra de Dios.
Todo hombre tiene el deber de vivir su vida conforme al designio de Dios. Esta le ha sido dada para dar frutos en la tierra, y no para ser destruida a su antojo.
Juan Pablo II ha hecho grandes labores para evitar que se siga permitiendo la eutanasia y se proclama sobre el tema en la encíclica Evangelium Vitae ( Carta sobre el valor y el carácter inviolable de la vida humana). En esta carta declara también la opinión de la Iglesia Católica sobre el tema de la eutanasia:
“ Amenazas no menos graves afectan también a los enfermos incurables y a los terminales, en un contexto social y cultural que, haciendo mas difícil afrontar y soportar el sufrimiento, agudiza la tentación de resolver el problema del sufrimiento eliminándolo en su raíz, anticipando la muerte al momento considerado mas oportuno.
En una decisión así, confluyen con frecuencia elementos diversos, lamentablemente convergentes en este terrible final. Pude ser decisivo, en el enfermo, el sentimiento de angustia, de exasperación e incluso desesperación, provocado por una experiencia de dolor extenso y prolongado. Esto supone una dura prueba para el equilibrio a veces ya inestable de la vida familiar y personal, de modo que, por una parte el enfermo - no obstante la ayuda cada vez mas eficaz de la asistencia médica y social - corre el riesgo de sentirse abatido por la propia fragilidad; por otra, en las personas vinculadas afectivamente con el enfermo, puede surgir un sentimiento de comprensible aunque equivocada piedad. Todo este se ve agravado por un ambiente cultural que no ve en el sufrimiento ningún significado o valor, es más, lo considera el mal por excelencia que se debe eliminar a toda costa. Esto acontece especialmente cuando no se tiene una visión religiosa que ayude a comprender positivamente el misterio del dolor.” Cap. 15.
|